Oración
«Dios Misericordioso, impulsado por tu amor, nuestro Santo Fundador Juan de Dios se identificó con los enfermos, llevándoles ayuda y consuelo. Impúlsanos también a nosotros a actuar como Juan de Dios, haciéndonos partícipes de tu Reino. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos».
De la Primera Lectura, Is 58,6 f
«¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?»
De la Segunda Lectura, 1 Gv 3,13-18
«Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad ».
Del Evangelio, Lc 10,25-37
« Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? » El dijo: « El que practicó la misericordia con él. » Díjole Jesús: « Vete y haz tú lo mismo».
Fuente: Curia General de Roma
«Dios Misericordioso, impulsado por tu amor, nuestro Santo Fundador Juan de Dios se identificó con los enfermos, llevándoles ayuda y consuelo. Impúlsanos también a nosotros a actuar como Juan de Dios, haciéndonos partícipes de tu Reino. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos».
De la Primera Lectura, Is 58,6 f
«¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?»
De la Segunda Lectura, 1 Gv 3,13-18
«Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad ».
Del Evangelio, Lc 10,25-37
« Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? » El dijo: « El que practicó la misericordia con él. » Díjole Jesús: « Vete y haz tú lo mismo».
Fuente: Curia General de Roma